Ricardo Balboa busca en la memoria y echa a rodar sus recuerdos junto al río y en aquellas duras Regatas, plenas de esfuerzo y superación. Intenta cerrar en una frase aquel sentimiento, pero su voz se quiebra y la emoción, que no avisa cuándo ni cómo, le impide seguir.
Es nada más ni nada menos que una expresión manifiesta de una persona para el cual el río es su casa y el canotaje su religión. Tanto para él como para todos los palistas de todas la edades que se juntaron en el club El Biguá, para hablar de qué está hecha la Legión Neuquina de Canotaje y de cómo, a través del tiempo, se construyó el lazo indestructible que los une a la Regata del Río Negro.
“Nosotros nos criamos con la idea que te recibías de palista, de remero, cuando hacías la Regata. Íbamos a las carreras locales,