En Argentina, la competitividad suele depender de la depreciación del peso, más que de reformas profundas o aumentos genuinos de productividad. Actualmente, el dólar opera con un régimen de flotación y bandas, lo que produce una competitividad efímera, sujeta al valor de la moneda y sin resolver las problemáticas estructurales de las pyme, que lidian con una presión tributaria que incrementa sus costos.

En este escenario, la llegada de plataformas como Shein y Temu intensifica los desafíos para las empresas locales . Ambas ofrecen precios prácticamente inalcanzables para la producción nacional y modifican los hábitos de consumo de miles de argentinos.

La magnitud del fenómeno es evidente: en el primer semestre de 2025, los argentinos gastaron más de USD 1.500 millones en ropa y accesor

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