El Gran Premio de Singapur 2025 fue un pulso de precisión, control y estrategia. George Russell dominó de principio a fin con un manejo impecable en el circuito urbano más exigente del calendario.
Desde el arranque, el británico impuso el ritmo con su Mercedes, aprovechando el caos contenido entre los McLaren. Piastri y Norris volvieron a rozarse en la primera vuelta, reavivando las tensiones internas.
Aunque el toque no tuvo consecuencias, la comunicación por radio mostró lo que el paddock ya sospechaba: la relación entre ambos pilotos está rota.
McLaren, sin margen para polémicas, aplicó nuevamente sus “papaya rules”: mantener posiciones y evitar cualquier intento de rebase arriesgado. La orden mantuvo al equipo en control, pero evidenció una frialdad creciente.
Mientras tanto, Russe