Segunda derrota consecutiva del FC Barcelona , la de Sevilla mucho más dolorosa que la del PSG, que por cierto fue juzgada por el entorno barcelonista con un exceso de buenismo que hoy chirría.
La entrada al partido de los jugadores de Flick no dio sensación de equipo herido por venir de perder sino de grupo encantado de conocerse. Sol en Sevilla, suficiencia respecto a las posibilidades del rival y piernas encogidas para evitar choques. Cuando el árbitro castigó con penalti un simple cuerpo a cuerpo de Araújo la indignación fue lógica pero debió ir acompañada de algún síntoma de rebeldía, ya fuera anímica o táctica. Nada sucedió.
El Barça entró al partido andando, como si perder ante el PSG no hubiera dejado herida
Es obvio que muchas de las bajas del equipo azulgrana, por sus cara