El proyecto E1, que prevé la construcción de más de 3.000 viviendas, no sólo dividiría en dos la Cisjordania ocupada, sino que su ejecución conllevaría el desplazamiento forzoso de varias comunidades árabes que viven en la zona desde que Israel les expulsó de sus tierras tras la fundación del Estado hebreo

El Gobierno israelí expande los asentamientos en Cisjordania para “enterrar la idea de un Estado palestino”

En la zona situada entre Jerusalén Este y el asentamiento israelí de Maale Adumim se divisan algunas chabolas y establos precarios. Unos niños con sus mochilas caminan por un camino sin asfaltar entre las colinas y valles áridos y escarpados. Es un lugar inhóspito, pero muy estratégico para el Gobierno de Benjamín Netanyahu.

Desde hace décadas, esta zona es el hogar de varias comunidades beduinas que fueron expulsadas del desierto del Neguev tras la creación del Estado de Israel en 1948. “Somos los residentes de esta tierra, no nos vamos a ir. Incluso si nos obligan a marcharnos, no vamos a hacerlo porque no tenemos adonde ir”, afirma Salem Yusef, un hombre de 55 años cuyas arrugas profundas y barba canosa reflejan las duras condiciones de vida y de trabajo de estos pastores.

Antaño eran nómadas, pero ahora no se desplazan con sus rebaños por miedo a quedarse sin un lugar al que volver y por el temor a enfrentarse con los colonos que viven en los varios asentamientos que rodean el área de Jan Al Ahmar.

“Nací aquí, fui a la escuela aquí y me casé aquí”, relata a elDiario.es Yusef, que tiene ocho hijos y dos nietos. Admite que todos están muy preocupados por los planes israelíes de desahuciar a los residentes de esta zona y construir más de 3.000 viviendas para colonos judíos. Es el proyecto conocido como E1, que data de hace tres décadas, pero el Gobierno ultranacionalista de Netanyahu lo ha rescatado e impulsado de nuevo pese a las históricas presiones internacionales. El pasado agosto, el ministro de Finanzas, el ultra Bezalel Smotrich, volvió a presentar el plan y afirmó: “Esta realidad por fin entierra la idea de un Estado palestino”.

Un proyecto muy polémico

En los años 90 del siglo pasado, al calor del proceso de paz de Oslo, la presión internacional evitó que Israel siguiera adelante con su construcción, algo que ahora parece muy poco probable —a pesar del rechazo de los países occidentales tras la aprobación del plan el pasado agosto—. “La comunidad internacional, sobre todo Estados Unidos, entendió que el objetivo de E1 era evitar la creación de un Estado palestino y bloquear el desarrollo del centro económico de los palestinos, que incluye Belén, Jerusalén Este y Ramalá”, afirma Lior Avichai, director ejecutivo de la organización israelí Peace Now.

En una entrevista con elDiario.es en la sede de la ONG en Tel Aviv, Avichai explica que el proyecto colonial divide Cisjordania en dos, separando el norte del sur, impide el desarrollo económico de las comunidades palestinas y bloquea el acceso a Jerusalén Este —que debería ser la capital de un futuro Estado palestino, según las resoluciones internacionales—.

El proyecto E1

Israel

Cisjordania

Gaza

Áreas palestinas

Zonas vetadas a los

palestinos en el futuro

Asentamientos

israelíes

Área urbana

de Jerusalén

Ramalá

E1

Maale

Adumim

Jersusalén

Israel

Cisjordania

Belén

N

5 km

GRÁFICO: IGNACIO SÁNCHEZ. FUENTE: PEACE NOW

El proyecto E1

Israel

Cisjordania

Gaza

N

5 km

Ramalá

Israel

E1

Maale

Adumim

Jersusalén

Cisjordania

Belén

Zonas vetadas a los

palestinos en el futuro

Asentamientos

israelíes

Área urbana

de Jerusalén

Áreas

palestinas

GRÁFICO: IGNACIO SÁNCHEZ. FUENTE: PEACE NOW

Para completar el plan, las autoridades israelíes han empezado a construir una carretera solo para palestinos, para que estos puedan desplazarse entre el sur (Belén) y el norte (Ramalá) sin tener que pasar por la zona donde se levantará el E1 ni en las cercanías del asentamiento de Maale Adumim (la actual carretera lo bordea).

“Una vez que la carretera esté construida, los palestinos ya no podrán pasar por la zona y las comunidades que viven allí van a quedar aisladas. Al final van a tener que marcharse”, lamenta Avichai, detallando que no hay otras carreteras que puedan usar para llegar a los núcleos urbanos palestinos. “Incluso si no se construye más allá de E1, una zona más amplia quedará vetada a los palestinos”. Y no es una zona cualquiera: tiene un tamaño considerable (el 2,5% de toda la Cisjordania ocupada) y se encuentra en su centro más estratégico.

Una vez que la carretera esté construida, los palestinos ya no podrán pasar por la zona y las comunidades que viven allí van a quedar aisladas

El director ejecutivo de Peace Now destaca que Israel ofrece a los palestinos esa carretera para que puedan moverse entre sus localidades y, de esa forma, protegerse de las críticas; pero los palestinos exigen tener una continuidad territorial para que sus localidades no sean islas y puedan crecer y desarrollarse económicamente. “Todo forma parte de un plan para impedir el desarrollo de las ciudades palestinas”, denuncia Avichai, señalando que todas las urbes de Cisjordania están rodeadas por asentamientos. “El objetivo final es impedir que los palestinos tengan un Estado viable”.

Jan Al Ahmar, en el punto de mira

Aid Jamis, el responsable de la comunidad de Jan Al Ahmar, sabe muy bien cuáles son las intenciones de Israel y que su gente corre peligro. “¿Adónde vamos a ir? Nuestra tierra es el Neguev”, explica a elDiario.es. En su poblado viven alrededor de 300 personas, pero es uno de los más conocidos porque está bajo el asedio y el acoso de los colonos, así como una orden de demolición desde 2018. “Aquí vivimos como en Gaza, pero sin bombardeos diarios”, afirma.

Desde el comienzo de la brutal ofensiva israelí contra la Franja en octubre de 2023, Jamis dice que alrededor de Jan Al Ahmar se han establecido nueve puestos de avanzada (pequeñas colonias que son ilegales, incluso, de acuerdo con la ley israelí). “Estamos sitiados, no podemos llevar a los animales a ninguna parte y nos quieren echar”, agrega.

“Aquí vivimos como en Gaza, pero sin bombardeos diarios”

El hombre que ejerce de alcalde asegura que cuando se han registrado incidentes con los colonos y la policía o el ejército israelíes han intentado intervenir han sido castigados desde el Ministerio de Itamar Ben Gvir, uno de los miembros del Ejecutivo más radicales, que ha apoyado y armado a los colonos en los pasados dos años. Jamis denuncia que las autoridades israelíes proporcionan a los colonos agua, electricidad y todo lo que necesitan para establecerse en la zona, mientras que los residentes árabes no tienen apenas servicios.

A Jan Al Ahmar no llega la electricidad, pero se abastece gracias a paneles solares financiados por la Unión Europea. Esos mismos fondos han servido a lo largo de los años para que los beduinos tengan casas prefabricadas y otras infraestructuras. Además, en el pequeño poblado se encuentra la única escuela de la zona, en la que ahora estudian más de 130 niños y niñas de entre 4 y 10 años. La escuela fue construida en 2009 por la ONG italiana Vento di Terra y la gestiona el Ministerio de Educación de la Autoridad Palestina. La directora explica a elDiario.es que es un servicio muy importante para las cinco comunidades beduinas que habitan este paraje estratégico y que, de otra forma, no tendrían acceso ni siquiera a la educación primaria.

Ante la posibilidad de que el proyecto E1 se ejecute próximamente, Jamis deposita las pocas esperanzas que le quedan en la presión internacional, que ha funcionado hasta ahora: desde hace años Jan Al Ahmar está amenazado por una orden de demolición de las autoridades israelíes, ratificada por el Tribunal Supremo del país en 2018. “A lo mejor en un mes o en un año van a demoler todo. ¿Qué va a hacer el mundo? ¿Qué va a hacer la Corte Penal Internacional?”, se pregunta.

Un “crimen de guerra”

En 2018, la organización Amnistía Internacional denunció que la demolición del poblado y el traslado forzoso de la población eran ilegales y constituían un “crimen de guerra”. Pero al actual Gobierno israelí no parece importarle esas acusaciones —contra el primer ministro hay una orden de arresto internacional por crímenes de guerra y de lesa humanidad en Gaza—.