Es media tarde y en el paseo grande de Olivenza aún están llenos los veladores de Los Castillejos. Bajo las enormes palmeras, la sombra se agradece e invita a apurar el domingo. Dentro del bar quedan pocos parroquianos. Al preguntar si alguien conocía a Guillermo Fernández Vara , Julio Antúnez no duda en ofrecerse. Se le humedecen los ojos en cuanto empieza a hablar. « Guillermo fue el capataz de la Virgen de la Soledad durante 25 años de la primera cuadrilla de costaleros de Olivenza y yo, por suerte en la vida, fui de los primeros con Guillermo, le tengo mucho aprecio y mucho cariño». Se emociona: «Era una gran persona».
Es la frase en la que coinciden quienes definen al expresidente de la Junta, como vecino que fue de Olivenza, donde nació y vivió. «Éramos muy buenos amigos, la últ