San Juan, Puerto Rico— Nunca había visto gallinas vivas en el escenario de un concierto. Ni miles de personas perreando al mismo tiempo; solas, en pareja o en grupo. Ni una casita típica puertorriqueña pintada de rosa y morado en medio de un coliseo. Ni un espectacular trepado en una colina verdísima dentro de un edificio. Ni a un artista como Bad Bunny cantándole a su gente, y promoviendo la cultura y la identidad de Puerto Rico.
Fui al último concierto de Benito Antonio Martínez Ocasio al “Choli” de San Juan, donde cumplió una residencia de 31 días. Y fue una celebración de la puertorriqueñidad, “un baile inolvidable” y, para mí, una lección de los nuevos rumbos que está tomando la isla. Pronto, en el Super Bowl, Estados Unidos y el mundo podrán ver lo que los puertorriqueños ya saben: