Un partido más y, como de costumbre, Ángel Di María demuestra que está más activo que nunca. Porque no hace falta que convierta goles, de esos que ya anotó de manera magistral, sino que su influencia se hace carne mientras tenga la redonda cerca suyo. Central lo disfruta.
Pero lo de Fideo no sólo pasa por los pies o su zurda mágica, también hace la diferencia cuando usa la cabeza, de donde fluye una inteligencia que, está claro, marcha por encima de la media del fútbol argentino.
Así como lo había hecho en el clásico y también frente a Boca, los partidos en los que su figura se iluminó a partir de su tremenda pegada, no podía dejar pasar por alto esta cita, frente a un River que tiene equipo, plantel y toda una historia por detrás.
Después de que River aminorara la marcha en ese mej