Briluana está decidida. Nunca le gustó leer ni escribir, pero a principios de este año sintió que necesitaba hacerlo. Tenía el mate en la mano y se reía recordando anécdotas hasta que una de sus amigas le hizo una pregunta que empezó a tomar peso: “¿Por qué no contás todas estas cosas en un libro?”
La autora está convencida de que la cárcel no es como la presentan.
Escribe para las personas que están adentro y rescata la diversión y las amistades que pueden hacerse en ese particular medio.
También le habla a la sociedad entera: en los pabellones penitenciarios se puede trabajar y estudiar. Y, como ejemplo, recupera su propia experiencia.
Hizo 32 cursos y se anotó en dos carreras universitarias mientras cumplía condena. “Lo que te exigen adentro es conducta, educación y trabajo”, afirmó