La octava edición de Trans-Nomad llegó este domingo a su fin tras haber recorrido más de 150 kilómetros de alta montaña entre los valles de Benasque y Arán.

Si las dos primeras jornadas se centraron en el pico Turbón (con un primer tramo cronometrado especialmente recuperado para la ocasión) y la Entecada (con final en Vielha), el tercer día, el pelotón regresó al Valle de Benasque por la especial Sierra Negra, uno de los clásicos de la prueba.

Desde el embalse de Llauset, los corredores se enfrentaron, el sábado, a un exigente tramo de enlace hasta el collado de Llauset, superando los 2.800 metros de altitud. Desde allí partió la primera especial del día, sobre el característico terreno negro de este enclave: “La luna de Trans-Nomad”. Dos tramos cronometrados más, incluyendo la largu

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