L a última cena
Como cada noche sirvo los platos sobre el mantel blanco, junto a los cubiertos alineados. El olor de la sopa llena la cocina. Las sillas esperan inmóviles como si contuvieran la respiración. Me siento a la cabecera, sirvo un plato, después otro, y otro. El vapor sube despacio, formando figuras que por poco y hablan. Juraría haber escuchado sus risas, el murmullo contenido, apenas, en el aire. No levanto mucho la vista, pero alcanzo a verlos moverse. Aun así, comemos juntos, en paz. Aunque los platos queden intactos. Aunque nadie levante la cuchara.
Al acabar, me levanto y apago las velas. La penumbra toma el comedor, aun así, puedo sentirlos mirándome.
Nadie se va del todo cuando sigue teniendo un lugar en la mesa
Autora
Karen Sofía Piscal Viteri
Programa Licenciatu