Avanza a paso firme y no se detiene para hablar. Ha pasado 60 de sus casi 80 años en Estados Unidos , pero Castillo (pide que le llamen así, Castillo) no ha perdido ni un ápice de su acento mexicano. Él es estadounidense, afirma, con los papeles en regla desde hace ya algunas décadas, y aunque explica que los inicios fueron difíciles, no recuerda nada parecido a lo que está pasando ahora . Castillo anda por la acera de la calle West 18, en pleno barrio de Pilsen, en Chicago , camino de la barbería, y no reduce el paso porque no están los tiempos como para dar conversación a desconocidos.
Desde que los agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) se desplegaron por las calles de la principal ciudad de Illinois hace unas semanas, los i