Entre el domingo y el lunes el Gobierno intentó resucitar su campaña electoral golpeada por denuncias y escándalos, el último de los cuales se llevó a su primer candidato a diputado en la provincia de Buenos Aires. Con su habitual lentitud de reflejos políticos, Javier Milei echó a José Luis Espert en una reacción que sacó del tope de la agenda por un rato a un dirigente no sólo sospechado de recibir financiamiento de origen delictivo, sino con perfil netamente “piantavotos”, es decir, con carisma cero.
La etapa de llanto y vapuleo de Espert terminó y su defenestración puede concluir hoy en la Cámara de Diputados, pero se encamina a una inevitable extinción como sucedió con el caso Libra o el del señor Spagnuolo. Denuncias del kirchnerismo y sus aliados que prefieren no debatir sobre macr