¿Y si una fermentación conocida del hogar ayudara a criar aves más sanas? Un equipo del INTA Concepción del Uruguay y la Universidad Nacional de La Plata llevó el kéfir al agua de bebida de pollos de engorde y lo combinó con bacterias benéficas.
La hipótesis: robustecer la microbiota, apuntalar defensas naturales y aprovechar mejor cada bocado sin cambiar rutinas.
Cómo fue el ensayo
El estudio, publicado en la German Journal of Veterinary Research , evaluó durante 28 días agua suplementada con una fracción microbiana de kéfir y Lactiplantibacillus plantarum subsp. plantarum.
Se comparó un lote tratado con otro sin aditivos, enfocados en intestino, hígado e inmunidad. Los probióticos, que favorecen comunidades estables, fueron el eje. Hubo mediciones morfológicas, inmunológicas