El cierre parcial del Gobierno de Estados Unidos empieza a sentirse en el aire, literalmente. A una semana de iniciado el impasse político en Washington, la crisis se extendió a los cielos con retrasos en aeropuertos clave y torres de control operando con personal reducido o, en algunos casos, completamente cerradas . El corazón del problema radica en la Administración Federal de Aviación (FAA), que advierte una creciente falta de controladores aéreos disponibles, una situación que pone a prueba la seguridad y la eficiencia del sistema aéreo más activo del planeta.
La noche del martes, la torre de control del Aeropuerto Internacional O’Hare de Chicago —uno de los más transitados de Estados Unidos— funcionó con menos personal durante al menos nueve horas. Los retrasos promedio alcanzaro