La imagen que queda, es la que siempre soñó. Desde que empezó a darle a la pelota en los picados de barrio y, más adelante, cuando entendió, como pocos, que esto era su vida. Miguel Ángel Russo fue un apasionado del fútbol. Y un ganador, como marcan los preceptos de su amado Estudiantes . Con su partida - murió este miércoles a los 69 años -, queda el vacío de un hombre que supo inculcarle a sus dirigidos una forma de sentir este juego muy especial, con momentos y decisiones, que siempre tenían un justificativo detrás, llenos de sapiencia y conocimiento

Aquel pibe nacido en Lanús en 1956, sintió un inmenso amor por la pelota desde los primeros pasos. Siendo un adolescente llegó al club que lo marcaría por siempre, para vestir la que sería su única camiseta a lo largo de una extensa

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