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El despertador suena, el sol entra por la ventana y… ¡boom! cara larga, ceño fruncido y silencio total. No hay buenos días, ni café que alcance. Así empieza el día para miles de personas que se despiertan de mal humor, y también para los valientes que conviven con ellas.
¿Pero por qué pasa esto? ¿Es genético, psicológico o simplemente falta de sueño?
Cuando el día empieza torcido
Según los psicólogos, el mal humor matinal no es un simple capricho. Algunas personas tienen una mayor sensibilidad al estrés matutino : su cuerpo tarda más en “arrancar”. Durante el sueño, el cerebro regula hormonas y emociones. Si esa transición se interrumpe bruscamente (por un despertador, una preocupación o una noche sin descanso), aparece la irritabilidad.
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