Nicolás Córdova tiene todas las miradas encima. La eliminación de la Roja en el Mundial Sub 20, con un papelón ante México, genera un drástico cambio en la percepción generalizada de su trabajo. A nivel público, en Valparaíso el juicio fue lapidario y los hinchas pidieron su salida con un cántico que no pasó inadvertido. “Córdova ya se va”, se escuchó con claridad en el estadio Elías Figueroa Brander.

A nivel interno, también se le movió el piso. Hace un par de semanas, las palabras del jefe técnico de las selecciones juveniles masculinas sonaban bastante mejor que en el actual escenario. Sugerían un nuevo estilo de trabajo, más metódico y eficiente. Distante, por ejemplo, del que había marcado el paso de Ricardo Gareca por el país, lo que (al margen de lo discreto del parámetro) ya supon

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