Pasaron 40 años antes de que Carlos Lehder volviera a sentirse a sus anchas en su tierra, el Quindio donde amasó su gran fortuna ilegal que terminó encerrándolo 35 años en una cárcel de máxima seguridad en Estados Unidos. Allí está la huella del lugar donde empezó todo, la Posada Alemana, pero también los cientos de conocidos que ahora le retornan su admiración, que nunca se ha olvidado.

Reporteros del Diario del Otún visitaron la Posada Alemana , el hotel al estilo de los refugios en los Alpes que el guardaba en su memoria por sus raíces alemanas, donde vivía con todo el lujo, pero también lo usaba para ofrecerle atenciones a políticos y personajes regionales y nacionales. Hoy es una ruina rodeada de maleza que Lehder quiso visitar el pasado mayo como contaron los periodistas quindianos

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