El diseño de oficinas corporativas dejó de ser una cuestión estética para convertirse en una palanca estratégica d e negocio.
Hoy, el espacio debe alinearse con la cultura, habilitar el trabajo híbrido, mejorar el bienestar y medir su impacto con datos. Las organizaciones que lo entienden transforman su oficina en una ventaja competitiva tangible.
Estrategia antes que forma
El punto de partida es definir qué comportamientos y procesos se desea impulsar. ¿Colaboración espontánea? ¿Concentración profunda? ¿Aprendizaje entre equipos? A partir de ese diagnóstico se diseña un ecosistema de espacios —no un plano de puestos— que responda a flujos reales y métricas de uso. Esta lógica supera el “open plan” tradicional y adopta el trabajo por actividades.
Zonas y “vecindarios” funcionales
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