En el Hospital Hasán II de Agadir, al menos ocho mujeres jóvenes y varios niños han perdido la vida en las últimas semanas en la unidad de maternidad. Los testimonios de las familias y del personal sanitario apuntan a posibles negligencias médicas y a una gestión deficiente que, lejos de ser un hecho aislado, refleja las grietas estructurales del sistema de salud marroquí.

A pesar de la gravedad de los hechos, no se ha registrado ninguna dimisión. Ni el ministro de Sanidad ni el presidente de la región -que, paradójicamente, compagina su cargo con el de primer ministro del país- han asumido responsabilidad política. El silencio oficial resuena como una forma de desdén ante un dolor que exige explicaciones.

Este episodio no ocurre en el vacío. En un contexto marcado por la inflación, la p

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