En un continente donde las fronteras interiores desaparecieron hace décadas para las personas y las mercancías, el cielo sigue fragmentado en compartimentos nacionales que ralentizan los vuelos, encarecen la operativa y aumentan las emisiones. El proyecto del Cielo Único Europeo nació para superar esa paradoja y gestionar el espacio aéreo como lo que realmente es: una red común. Tras años de avances parciales y bloqueos políticos, el debate vuelve con fuerza, y España, como uno de los principales gestores de tráfico en Europa, se encuentra ante una encrucijada que puede convertirse en oportunidad de liderazgo, eficiencia y sostenibilidad.
El Cielo Único Europeo (Single European Sky, SES) busca integrar la gestión, mejorar la capacidad, reducir retrasos y recortar emisiones en un sector ba