Perder la cartera es una de esas situaciones que pueden arruinar el día de cualquier persona por completo. El momento en el que metemos la mano en el bolsillo o el bolso y no está, provoca una mezcla de angustia y nervios: las tarjetas, el dinero, el DNI, el carnet de conducir... todo puede desaparecer en un segundo. A eso se suma el tiempo y las gestiones que implica recuperarlo todo, sin contar con la sensación de vulnerabilidad que deja.
Y si la pérdida ocurre en el extranjero, el mal rato se multiplica. Al estar lejos de casa y no conocer el idioma, a menudo las gestiones son más lentas, y las posibilidades de recuperarlas se minimizan . Es por esto que ha sorprendido tanto la historia de una joven española que perdió su cartera en Alemania y acabó viviendo una experiencia que fue