Miguel Ángel Russo , quien falleció ayer a los 69 años, llegó a Alianza Lima en enero de 2019 con expectativa de cambio. Vinía con pedigree: campeón de la Copa Libertadores (2007), trayectoria en Argentina, Chile, Colombia. El hincha blanquiazul lo recibió con esperanzas: mejorar la producción ofensiva, recuperar identidad en torneos internacionales, y sobretodo, pulir talentos emergentes. Uno de ellos era Kevin Quevedo. Y aunque el proyecto no prosperó como se esperaba, el vínculo entre Russo y Quevedo dejó marcas que vale la pena recordar.
Desde los primeros entrenamientos Russo observó a Kevin Quevedo no solo como un delantero joven, sino como alguien con hambre de gol. Russo le dio libertad ofensiva, lo liberó de ciertas tareas defensivas —que suelen pesar a quienes arrancan— para