Escribe: Eduardo González Viaña

Hemingway había escrito: “En la guerra moderna, no hay nada dulce ni apropiado en morir. Morirás como un perro sin motivo alguno”.

Desde su puesto como artillero de cola de un bombardero, el trujillano Luis Ganoza Ríos se repetía estas palabras de su autor preferido, pero se decía que no siempre los escritores de novelas tienen la razón.

Era el Día D, el 6 de junio de 1944, y los Aliados habían iniciado la mayor operación bélica para invadir Francia y liberar a Europa del bestial dominio nazi.

Muchos años después, me lo contó en nuestro querido Trujillo, el viejo voluntario peruano.

En los días iniciales de la Segunda Guerra Mundial, Luis Ganoza Ríos quería ser un héroe, pero el conflicto bélico estaba al otro lado del planeta.

Sin embargo, cuando los

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