Un presidente debe hacer en todo momento lo que más interese a su club. Cuando Laporta llegó al poder en su segundo mandato se encontró en el cajón el proyecto de Superliga que le había dejado Bartomeu. Y lo abrazó ante la promesa de una lluvia de millones que ayudaría a remontar la maltrecha economía azulgrana, aunque eso supusiera alinearse con Florentino Pérez en la cruzada. Esa posición le llevó a un enfrentamiento con la UEFA. La enemistad con el PSG venía de lejos, de las batallas por los Marquinhos, Verratis, Neymars, Messis, Dembélés, etc…
Pero los paisajes cambian y te obligan a dar golpes de timón. El punto de inflexión en la relación UEFA-Barça llega cuando estalla el caso Negreira. La primera reacción de Ceferin fue declarar que era de lo más grave que había visto en el fútbol