En plena reunión con sus asesores sobre el movimiento ANTIFA llegó la noticia. Mientras el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, escuchaba a los ponentes, su secretario de Estado, Marco Rubio, se le acercó con sigilo. Fue la interrupción la que desvió por completo el foco del acto, transformando una discusión de política interna en el epicentro de un anuncio geopolítico de primer orden.

De hecho, Rubio le entregó al presidente una breve nota en papel que contenía una consulta crucial. El mensaje no era un simple apunte informativo, sino una pregunta directa en la que el jefe de la diplomacia norteamericana solicitaba su visto bueno para poder comunicar oficialmente un pacto inminente a través de la plataforma social "Truth". Se trataba de una decisión que, en circunstancias nor

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