El estudio de Buenas noches Familia se convirtió, de repente, en un refugio para la emoción. El brillo de las luces quedó eclipsado por una conversación sincera entre dos amigos, Guido Kaczka y Nico Vázquez . Ambos, acostumbrados a la exposición, a sostener sonrisas en cámara, se permitieron mostrar la fragilidad que acompaña la pérdida. Esta noche el escenario fue testigo de un intercambio íntimo, de esos que rara vez ocurren ante millones de televidentes. El motivo: recordar cómo enfrentaron la muerte de un ser querido .
Todo comenzó con una participante especial. Dionisia , una mujer de voz gastada por el tango y la vida, compartió su historia. Habló de Dionisio, su esposo , y de la soledad que llegó tras perderlo. Contó sin dramatismo, pero con una entereza que con