Tras años de dimes y diretes, tiranteces derivadas de viejas rencillas entre los clubes a los que abanderan y, sobre todo, un distanciamiento notorio a causa del proyecto que amenazaba con provocar un cisma en la industria futbolística, Nasser Al-Khelaïfi y Joan Laporta escenificaron el miércoles en Roma un entendimiento de nuevo cuño que puede acabar dándole el tiro de gracia a la Superliga.
«Ayer tuvimos aquí a un invitado especial, estuvo presente el presidente del Barcelona. Un amigo de hace tiempo. A veces los amigos pueden no estar de acuerdo con nosotros, tener discrepancias, pero luego se encuentra una solución. Quiero darle las gracias por volver a esta familia», expresó este jueves Al-Khelaïfi después de que Laporta le transmitiese un día antes su voluntad de que la entidad azul