En la actualidad, Colombia enfrenta una proliferación de precandidatos presidenciales. Son decenas los que aspiran, pero sin lograr articular un liderazgo sólido ni generar confianza ciudadana. Para algunos, este escenario ocurre en una coyuntura más riesgosa para la democracia y la Constitución, amenazadas por el populismo caudillista del actual gobierno. La sociedad, en medio de la incertidumbre, busca con urgencia un liderazgo que encarne soluciones y no solo ambiciones.

La tradición constitucional colombiana ha estado marcada por un presidencialismo fuerte. Miguel Antonio Caro, hacia finales del siglo XIX, describía al presidente como un “monarca de período”, expresión que refleja el carácter centralista y personalista de la Constitución de 1886, apenas atenuado con la Constitución de

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