WASHINGTON (AP) — Un presidente que intenta recabar poder más allá de la autoridad del ejecutivo. Un Congreso controlado por legisladores republicanos que no están dispuestos a desafiarlo directamente. Y un partido minoritario que busca cualquier forma de contraatacar.

La dinámica dejó a Washington en un punto muerto el jueves —el noveno día del cierre del gobierno— y los legisladores expresaron abiertamente su frustración mientras intentaban ganar terreno sin la confianza que suele ser la base de cualquier acuerdo bipartidista.

“Para sostener conversaciones de buena fe, debes tener confianza. Hay un verdadero desafío de confianza”, afirmó el representante Brad Schneider, presidente de la Coalición de Nuevos Demócratas, un grupo pragmático de demócratas de la Cámara de Representantes.

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