En los años 90, la moda en Nueva York vivía un momento de apogeo. Un día cualquiera, el shooting de una cabecera principal se convertía en una auténtica reunión de leyendas, donde coincidían talentos de la talla de Steven Meisel tras el objetivo; Carlyne Cerf de Dudzeele a cargo del estilismo; Guido Palau al mando de la peluquería , y una supermodelo mítica como protagonista de la sesión.

Corría el año 1996, cuando François Nars fue citado en una sesión de fotos para Harper’s Bazaar junto a otros cinco grandes make-up artists. ¿La misión? Crear un look de maquillaje definitivo para la próxima primavera. A pesar de que les dieron tres horas, François superó el reto en apenas cinco minutos. El visionario imaginó un vibrante look monocromático para la top Carolyn Murph

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