Ocurre con casi todo lo nuestro, sea jaleo propio o conflicto importado: no tarda en imponerse un paisaje que de hecho aplasta la discrepancia. El cortapedos crispa . Sucede, por supuesto, en el espacio festivo, donde se asume el negro con tanta normalidad que hasta lo confundimos con el arcoíris: “Pancartas políticas de todos los colores en Donostia. Los mensajes de GKS, Ernai o Jardun conviven en el muelle con reivindicaciones feministas y propalestinas”. Eso leí en agosto. Sin duda en verano es extensísima la pluralidad de la paleta vasca. Para qué añadir una reivindicación chirriante. No molestes.
Pasa también en muchísimos foros, donde el precio a pagar por salirte del carril suele ser social y profesionalmente caro . Mantén, por si acaso, los amigos de siempre. Por fortuna ya nad