La comunidad evangélica hispana se ha convertido en una fuerza vital en el paisaje religioso de Estados Unidos. Sin embargo, su rápido crecimiento trae consigo un complejo desafío para sus líderes: ¿cómo equilibrar los principios bíblicos de la justicia social y el cuidado del extranjero, con las posturas políticas a menudo polarizadas sobre la inmigración?
La mayoría de los pastores de congregaciones hispanas, el 80% de ellos, son inmigrantes de primera generación, según un informe de Lifeway Research.
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Esto significa que comprenden íntimamente las realidades de la vida indocumentada y las familias separadas. De hecho, cerca de tres cuartas partes (75%) de las iglesias hispanas encuestadas por Lifeway dicen haber servido activamente