Miles de hectáreas de bosque arrasadas a un ritmo vertiginoso. Agua robada y acuíferos agotados. Secuestros y asesinatos.

Todo eso impulsado por la demanda multimillonaria de aguacates mexicanos en Estados Unidos. El comercio es tan lucrativo que durante años ha impulsado una fiebre por talar bosques ilegalmente y ha atraído a los cárteles, que extorsionan a los agricultores amenazándolos con la violencia.

Los esfuerzos tradicionales para detener la deforestación y la actividad delictiva han fracasado en gran medida, por lo que ahora un grupo espera utilizar el propio mercado para cambiar la dinámica destructiva de la industria.

La iniciativa, un programa de certificación para huertos y empresas, tiene como objetivo detener décadas de pérdida de bosques mostrando de dónde provienen los

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