No es deseado y llega sin pedir permiso. Su anuncio suena a sentencia de muerte y, por desgracia, muchas veces lo es. Tiene aliados de todo tipo, y en la lista se enumeran desde la pobreza hasta políticos ineptos y cínicos. Un diagnóstico a tiempo y con buen pronóstico puede verse ensombrecido por la falta de medicamentos.
El cáncer es del que lo padece y de sus familiares. Nadie lo siente como ellos. Se roba los sueños y llena la mente de angustia y, en ocasiones, de reproche. He visto a mujeres y hombres recibir quimioterapias y resistir el paso de los fármacos por su cuerpo. Los vi entrar al pasillo caminando, sonriendo y fuertes, y al paso de las semanas usar una silla de ruedas y apenas levantar su cabeza sin cabello.
He visto a un padre desmoronarse en llanto y arrodillarse para pe