El técnico, Leandro “Tano” Gracián, siempre le brindó confianza, incluso en los momentos más difíciles, cuando el gol parecía negado. Y este sábado, Silba volverá a llevar la número nueve, con la ilusión de convertir el tanto del ascenso y quedar grabado en la historia grande del club.

El delantero tiene, además, un condimento especial: el año pasado vistió la camiseta de Gimnasia y Esgrima de Mendoza, precisamente el rival que enfrentará Madryn en esta gran final por el ascenso. Para él será la segunda final consecutiva, aunque ahora con otros colores y buscando revancha de aquella derrota.

En la última práctica antes del viaje, Silba habló con EL CHUBUT y expresó su emoción por el momento que vive el equipo. “Es una felicidad enorme poder llegar a la final, una final histórica para el

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