El Congreso de la República, finalmente, votó a favor de la vacancia presidencial de Dina Boluarte. Tras tres años de desgaste, protestas, denuncias y un creciente hartazgo ciudadano, el Parlamento decidió poner fin al mandato de una presidenta que, desde sus primeros días en el poder, gobernó de espaldas al país.
Sin embargo, esta decisión no es más que un cálculo electoral. El mismo Congreso que hoy la destituye es el que la sostuvo contra viento y marea; la defendió pese a la evidencia de su incapacidad ética y de gestión para atender las demandas del país.
La demanda popular por su salida fue clara desde el inicio. Miles de peruanos en todo el país exigieron su vacancia luego de la represión brutal que cobró decenas de vidas. Pero el Congreso, lejos de escuchar al pueblo, selló con B