La prevención requiere no sólo campañas puntuales, sino educación integral desde la infancia, acompañamiento social, acceso a métodos anticonceptivos, y la creación de un entorno seguro que proteja los derechos de las niñas y adolescentes.

En 2024, Sinaloa registró mil 606 embarazos en madres menores de 18 años, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía. De estas cifras, 55 corresponden a niñas de entre 10 y 14 años, un dato que por sí solo evidencia la gravedad del fenómeno y la vulnerabilidad extrema de las menores involucradas.

Aunque la tasa estatal de embarazos adolescentes es de 7.7 por cada 100 mil habitantes (por debajo del promedio nacional de 10.1) los números no deben tranquilizar a nadie: cada uno de estos embarazos representa una vida joven que enfrenta riesgos

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