Escapar, evadirse, liberar esa presión. Cerrar los libros, sellar los problemas, ahuyentar los fantasmas y saltar unos minutos dentro de una burbuja de calma. Ella y un muro. Nada más. Calzarse los gatos, anudar el ocho y seguir la línea en la pared. El roco era una liberación para Julia Serrat, una huida de unos meses malos, metida en unas oposiciones severas, de exigentes horas y días entre temas y cuestionarios de la oposición de enfermera. « Era un escape mental de todos los sucesos y de la presión de estar estudiando seis días a la semana. Plegaba a las siete y me iba al Nowa, un sitio donde mi mente podía evadirse y estar tranquila».

Y esta podría ser la historia de una chica normal, de una de tantas. Simplemente, eso parecía, sin saber que, siguiendo esas presas, emergía una op

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