En Perú se practica desde 2018 un curioso deporte institucional: la destitución de los presidentes por parte del Congreso . Los jefes de Estado caen como moscas cuando se levantan las manos de los legisladores. Le tocó ahora a la muy impopular Dina Boluarte, quien había reemplazado a finales de 2022 a Pedro Castillo , echado por los mismos congresistas que le ganaron de mano cuando el exmaestro rural intentó disolver el Parlamento. El flamante presidente interino, José Jerí , sabe que puede durar un suspiro en el Palacio Pizarro y terminar como Boluarte, quien tenía una popularidad del 2%, apenas mayor que la de un Congreso que votó de manera unánime la censura.

Estas cinco claves del nuevo capítulo de la política peruana:

Un fin de ciclo anunciado

La vida política de Boluarte h

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