El Premio Nobel de la Paz concedido a María Corina Machado es mucho más que un reconocimiento simbólico: representa un punto de inflexión en el conflicto político venezolano y un giro en la ecuación de poder entre la oposición, el chavismo y los actores internacionales.
El anuncio, realizado de madrugada por , sacude el tablero político. Machado, que permanece en la clandestinidad desde principios de año, es presentada a escala mundial como una incansable promotora de los derechos democráticos del pueblo venezolano “y su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”, como la describió el Comité.
La escena -una llamada a las cinco de la mañana desde Oslo-además no solo premia a una dirigente perseguida, que no hay seguridad de que pueda acudir a la