El Pirineo aragonés se viste de otoño y la montaña cambia de ritmo. Los bosques pierden su verde intenso para teñirse de dorado, las tardes se acortan y el aire huele a leña recién encendida. Es el momento perfecto para tomar el volante y dejar que la carretera N-260 , conocida como la “Ruta 66 de los Pirineos” , nos conduzca a través de paisajes que parecen pintados a mano.

Esta vía, que atraviesa los Pirineos casi de este a oeste, une el Mediterráneo con el corazón de Aragón a lo largo de más de quinientos kilómetros. Desde Portbou , en la provincia de Girona , hasta Sabiñánigo , en Huesca , el asfalto serpentea entre valles, bosques, ríos y pueblos que parecen detenidos en el tiempo. Es una carretera que no solo comunica, sino que cuenta historias : las de la

See Full Page