“Un héroe de guerra convertido en un héroe por la paz”. Así se definió a sí mismo el exprimer ministro y jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel Yitzhak Rabin cuando fue reconocido en 1994 como Premio Nobel de la Paz por su contribución a la paz en Oriente Medio junto al entonces ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Shimon Peres, y el fundador y líder de Al Fatah y de la Organización para la Liberación de Palestina Yasir Arafat.
La transformación de Rabin bien merecía ese apelativo que él mismo se otorgó asumiendo el riesgo, que apenas tardaría un año en materializarse, de convertirse en mártir de su propia causa tras caer abatido en Tel Aviv, tras la celebración de un acto festivo celebrado bajo el lema “Sí a la paz, no a la violencia” por los disparos del joven ju