Por Mario «Sodita» Sardén
Hace treinta y cinco años, era impensado que un par de «irreverentes» escribas se podían convertir en «ese algo» que logró un quiebre en positivo en una generación que necesitada mostrar cuestiones de su interés y tener de alguna manera la esperanza de que habían «unos chabones» que hablaban -o intentaban hablar mediante la alocada escritura- su mismo idioma a través del poder de la comunicación.
Con ideas innovadoras, de la mano de Ricardo Montacuto con Dany Flores, Charly Hughes, el gran «Pepino» Maldonado y «Pollo» Pastén, dimos los primeros pasos de un equipo compacto entre textos craneales, fotografías y la diagramación artesanal tan práctica, efectiva y de un «pulso envidiable», muy lejos de las tecnologías de diseño actuales.
Todo era especial cada mañan