Este cuento remite a un pueblito español del que el relato popular no rescató el nombre, aunque sabemos que se ubicaba empotrado en algún valle de los muchos que estrían los montes Pirineos, de modo que buena deducción se anota quien se arroje a presumir que debiera tratarse de alguna localidad aragonesa, o bien, navarra.

En aquella geografía descrita, ocurrió una noche un hecho insólito que tiene como protagonista a una regia campana fabricada por un tal Maese Rodrigo, referencia en nuestros días conocida tan solo porque el buen señor tuvo a bien firmar el pie de su obra.

Sucedió una noche de Pascua, según se aduce cerca de la media noche, cuando el pueblecillo dormía sumido en el más profundo silencio, flanqueado por la vieja serranía y bajo el fino velo de la oscuridad, que al final d

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