La ganadería -como el fútbol, la música y otras pasiones- siempre encuentra la forma de arraigarse en el territorio argentino. La provincia de Chaco, con sus ambientes desafiantes y su población aguerrida, ilustra a la perfección esta máxima. En el monte, con un clima riguroso y extremo, los productores encarnan una transformación silenciosa , impulsada por la incorporación de tecnología, la profesionalización de los jóvenes y un renovado optimismo tras años de sequía.
“Toda mi vida estuvo ligada a la ganadería”, resume Carlos Humberto Pérez, veterinario y productor del departamento Bermejo, quien hasta hace poco estuvo al frente del establecimiento familiar y hoy asesora a sus hijos, quienes formaron una sociedad para continuar con la actividad. “El Chaco ha mejorado bastante en genéti