Decía Guy Trebay, periodista en The New York Times y promotor de lo que hoy conocemos como 'estilo de vida', que solo pueden existir fuerzas creativas y dinaminismo cultural "en una ciudad donde haya alquileres baratos". Fue una declaración al diario El País esta misma semana a propósito de sus memorias, como testigo del Nueva York mitificado de los años 70 y todos los que vinieron después. No eran conscientes, entonces, de que la ciudad estaba en bancarrota; mal para el tejido empresarial, bien para el vivero artístico que se gestaba en la gran manzana. Cincuenta años después, València se encuentra en un abismo frente al liberalismo más salvaje que lo brinda todo al turismo - ese nuevo neocolonialismo - y al dinero rápido, como un herbicida que va matando los brotes verdes que e
El 'orgullo periférico' de la contracultura en València

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