Nos encontramos ante un hito histórico disyuntivo.
Según mi apreciación personal, no nos queda otra alternativa que comparecer por ante la Corte Internacional de Justicia con la finalidad de probar y alegar, en todos los trayectos procesales en su debida ocasión —distantes de posiciones elusivas, de aprovechamientos ideológicos interesados o reticentes— un hecho de suma trascendencia para la vida de la nación: la Guayana Esequiba siempre nos ha pertenecido.
La séptima parte de nuestra geografía territorial, 159.500 km2, la que nos arrebataron con vileza, no es poca cosa. Puede corresponderse, en extensión, superior a bastantes países y a mucho más que todo el occidente de Venezuela.
Nuestra contención tiene suficiente asidero jurídico e histórico y la fortaleza moral de saber que no est