
En España hay alrededor de 200 especies invasoras . Algunas son peces, otras son plantas, aves o reptiles. Cada una llega a un lugar que no es el suyo y transforma el ecosistema a su manera. A veces lo arrasa. Otras, simplemente ocupa un hueco que había quedado vacío. Y hay casos, como este, donde cuesta distinguir si realmente causa un daño.
El arruí ( Ammotragus lervia ) lleva más de medio siglo viviendo en las sierras del sureste peninsular. Llegó desde el norte de África como una propuesta de desarrollo rural y caza controlada. Pero con los años, pasó a ser señalado como amenaza ecológica .
Por eso, desde 2016, el arruí está incluido en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras , una decisión respaldada por el Tribunal Supremo. Según el MITECO, supone una amenaza para la biodiversidad, compite con especies autóctonas como la cabra montés y debería ser eliminado del medio natural.
Este es el animal que el MITECO considera invasor, pero que la ciencia empieza a cuestionar
Desde hace décadas, el debate entre expertos gira en torno a una cuestión concreta: ¿el arruí desplaza o amenaza a la cabra montés? Las administraciones han asumido que sí. Sin embargo, un reciente estudio publicado por el CSIC desmonta esa idea.
El trabajo, titulado When the Evidence Points to the Non-Invasive Nature of an Allegedly Invasive Alien Species: The Case of the Aoudad in Mainland Spain , parte del análisis de más de 300 muestras recogidas en montañas de Murcia donde hay arruís, cabras monteses o ambas especies. La investigación se centra en lo que comen . Y las diferencias son claras: el arruí es pastador (come un 57% de herbáceas), mientras que la cabra montés es ramoneadora (consume un 63% de arbustos).
Es decir, no comen lo mismo . Y donde conviven, hay ajustes, pero sin conflicto. La cabra montés come algo más de hierba de lo habitual, el arruí amplía su dieta a plantas leñosas en verano. Sin embargo, el estudio indica que esa flexibilidad no implica competencia directa . Al contrario, sugiere que ambas especies pueden compartir territorio sin que una desplace a la otra.
El estudio dice que en realidad el arruí no compite con la cabra montés
El equipo científico (formado por expertos de la EEZA-CSIC, la UAB y la UPM) usó dos técnicas para comprobarlo: microhistología fecal y espectroscopía infrarroja (NIRS).
Según explica Elena Albanell (UAB), el uso de NIRS permitió ampliar la muestra y afianzar los resultados. Sergio Eguía, responsable del trabajo de campo, recuerda haber visto en varias ocasiones grupos mixtos de arruís y cabras monteses alimentándose juntos sin tensiones .
De igual manera, el estudio señala que el arruí podría tener un papel positivo en el ecosistema . Al ser un gran herbívoro, ayuda a mantener los pastizales y a evitar que los arbustos tomen el control.
Esto es clave para conservar un paisaje diverso, con claros y vegetación abierta, especialmente en zonas áridas como las de Sierra Espuña . Alfonso San Miguel, de la UPM, destaca que esta función ecológica compensa en parte la desaparición del pastoreo extensivo en muchas sierras.
Esta información contrasta con lo que mantiene el MITECO en su ficha oficial: el arruí aparece como amenaza para especies de flora endémica, posible competidor de la cabra montés y factor de erosión en los suelos. Pero lo que dice el estudio es que, al menos en el sureste peninsular, no hay datos que avalen ese impacto negativo . Tampoco hay pruebas de que haya desplazado a la cabra montés ni alterado significativamente su entorno.
Los autores indican que con los datos actuales, no hay base científica sólida para seguir considerando al arruí una especie invasora en la península. Proponen, directamente, sacarla del catálogo y replantear su gestión.